
Nos aproximamos a una de las fechas más coloridas y festivas del año. Se trata del Carnaval, una celebración cuyos orígenes se remontan 5.000 años atrás en la antigua Sumeria y Egipto.
Los carnavales siempre han estado asociados en sus inicios con las celebraciones paganas que rendían culto a deidades como Baco, dios del vino, o las que se realizaban en honor del toro Apis en Egipto.
En el ámbito internacional, los carnavales más populares son los celebrados en Río de Janeiro, Venecia, Barranquilla, Veracruz y Mazatlán o el de Gualeguaychú en Entre Ríos (Argentina).
En nuestro país, los carnavales más sonados son los de Santa Cruz de Tenerife, con su reina del carnaval, y los de Cádiz, con sus conocidas chirigotas. Ambos ostentan la máxima consideración para fiestas que concede el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.

Pero además de las comparsas y los disfraces, los carnavales llegan también hasta nuestras mesas. Son muchos los platos típicos que solamente se degustan en esta época de año: los buñuelos, las filloas, el lacón y las orejas en Galicia, la leche frita y las casadielles en Asturias o las tortillas de carnaval típicas de las Islas Canarias.