Tranvías de cuatro patas

26 Marzo 2012
Los primeros tranvías del mundo surgieron en el siglo XVII  en Inglaterra ante la necesidad del sector minero de transportar grandes cantidades de carbón desde las cuencas mineras, puertos marítimos y fluviales.

Los primeros tranvías fueron concebidos como vehículos de tracción animal arrastrados por caballos o mulas, especialmente diseñados para el transporte de mercancías, que gracias a un sistema de rieles de madera de haya colocados en paralelo, eran capaces de desplazar un mayor peso utilizando menos recursos.

Años más tarde, se intentó la tracción por vapor, mediante el uso de pequeñas máquinas de vapor, sin embargo, debido a las molestias que estas máquinas ocasionaban, éste sistema no tuvo demasiado éxito, excepto en aquellos tranvías que circulaban únicamente por el campo.

Finalmente en el año 1879 se inauguró
el primer tranvía eléctrico en Berlín que hacía un recorrido de 2’5 km de longitud. En estos nuevos vehículos utilizaban para su alimentación corriente continua de 110 Vcc  procedente de grandes generadores eléctricos acoplados a los  raíles en el suelo. Sin embargo, esta rudimentaria instalación dio lugar a numerosos accidentes con las herraduras de los caballos y peatones que cruzaban las vías, y fue necesario instalar un cable sujeto a gran altura mediante postes o a los mismos edificios a lo largo de todo el recorrido.

A finales del siglo XIX ya se había erigido en el transporte urbano de referencia de los países industrializados de Europa. O al menos de casi todos.

En España, hasta 1906 los tranvías siguieron siendo empujados por caballos.

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